CIRO LUCHESSE

Era un 24 de Diciembre cuando mamá comenzó a sentirse mal, justo en las vacaciones decembrinas, mi hermano había vuelto de la universidad para pasar la temporada en Liverpool, tierra de mi padre padre ,  estábamos felices por tener reunida a toda la familia, para esperar celebrar nochevieja. Pero ya cosas que simplemente no se encuentran en nuestras manos ni en las de los médicos, tampoco. Dos paros cardíacos siendo el último que terminó con los días de una mujer fuerte en todos los sentidos, era el pilar de casa, de sus hombres como le gustaba llamarnos… Desde ese día no volvimos a ser los mismos.

Abandonamos Inglaterra porque el recuerdo gris de la navidad,  nos dejaba sin luces y felicidad, retomamos o al menos eso intentamos, volver a nuestras raíces italianas en ese entonces yo era un niño, uno que debió lidiar con el pronto alcoholismo que papá comenzó a desarrollar, un niño que se vio obligado a madurar a prisa porque era de esperarse que mi sangre jamás volvería, mi hermano se marchó dejándonos, al menos hasta que Dios así lo permitiera.
La carrera del Señor Gastón Amato comenzó a ver su declive total, nadie en su sano juicio sería capaz de contratar a un abogado con aliento a alcohol, con la ropa harapienta, la barba sin diseñar, hasta a mí como hijo de sus entrañas me daba pena ajena mirar.
Nunca me gustó ser señalado como el hijo de un abogado mediocre, pero lo que ellos no sabían era lo que yo tenía que guardar en mi mente y mi corazón, la imagen deplorable de aquel que en su momento fue mi héroe.

Comencé a estudiar, sin importar los prejuicios que me rodeaban, a trabajar en tonterías que nos dieran de comer luego de haberse visto obligado a cerrar su despacho. Primero como mensajero en un pequeño local de correos, luego mi suerte cambió cuando entré como obrero en una maquiladora de telas dividiendo mis estudios con el turno nocturno. La verdad es que debo admitir que los años me pasaron por encima, jamás me di cuenta de cómo transcurrían. puesto que, cualquier celebridad pasaba de largo en casa a no ser que a las secretarias se les ocurriera celebrar mi cumpleaños con un sencillo postre.
Llegaron los días en que por fin me gradué ¿De qué? en las leyes mismas que marginaron a mi padre y sí, diré que gané una beca por mi alto rendimiento, gané muchos casos simulacro lo que me dio la ventaja de sobresalir dentro de los de mi clase, llamando la atención de uno de los mejores bufetes de Milán, quienes me ofrecieron trabajar como becario y ante esa oportunidad, no pude desaprovecharla.

Un bufet tan de élite, llevando casos como abogado defensor aprendiz, con la firme idea de que nadie más iba rechazarme, dispuesto a hacer lo que fuera con tal de sobresalir, pero aquello no era suficiente, la vida exigía de mí algo más y se presentó la oportunidad vestida de melena rubia y preciosos ojos brillantes. Ella quedó prendida a mí y yo, sinceramente también, para mí no hubo más mujer que la hermosa hermana de uno de mis mejores amigos, quien compartía conmigo profesión y una hermandad única, lo mejor era que, vamos, eso me abriría las puertas al mundo que me relegó por tanto tiempo. Le pedí matrimonio y fue así que entré directamente a las grandes ligas, a codearme con la gente más influyente, con fanfarrias al mundo de lo superficial, de las etiquetas labrando en mí el tener que arrancarme de la piel el apellido de mi familia porque me vergüenza mi pasado, no necesitaba ser vinculado con un borracho,  y me cambié el apellido por el de mi madre …

Mi mejor amigo movió las suficientes influencias para ser parte del bufete legal de la empresa de su padre y a los meses me lo eché a la bolsa, llegando incluso a verme como uno más de sus hijos, para luego convertirse en suegro, idea que en cuanto supo de mis intenciones para con su hija, él acepto y vio con buenos ojos, y si, nuestra relación en principio fue perfecta, un cuento de hadas, uno que comenzó a pintarse de horror y desdicha para ambos, primero su insistencia para casarnos ¡Yo no quería casarme! Y, fue entonces que la historia cambió, los golpes, las palabras fuertes, el hecho de que su fama comenzara a crecer como espuma, comencé a volverme loco, enfermaba de celos, pero yo la amaba.
En cuanto a mi padre, solo lo estoy ayudando a bien morir, con una enfermera de tiempo completo con todas las comodidades que en su estado puede disfrutar esperando el día en que pueda reencontrarse con mi madre, por supuesto mi querida esposa no lo sabe.

Mi esposa huyó después de la ultima pelea, creí que sería como la primera vez, que bastaba verme arrepentido, que mi amor podría ser suficiente para calmar mis arranques, que tomaría terapia por segunda vez, pero ella no me creyó y se largó, pero mi suegro está de mi lado, él me ayudará a encontrarla y cuando lo haga, no volverá a marcharse de mi lado nunca más, viva o muerta ella es mía.

- Odia celebrar su cumpleaños y la navidad, son fechas que le duelen aunque no lo reconocerá nunca.
- Es un hombre fiel, no le van los tonteos con otras personas
- Como Jefe, se le considera alguien perfeccionista y bastante duro
- Con sus cuñados y suegro, no se detiene a mostrar que es un hombre a lo más de dulce y comprensivoo
- El tema de los hijos no es prioridad, pero no le viene mal un lazo que lo una de por vida a su querida esposa
- Sumamente celoso con ella, no está de acuerdo con muchas ideas que tiene y por supuesto que no soporta su profesión a él le gustaría que fuera una linda ama de casa que lo espera noche a noche y que se ve bonita
- No todo en él es malo, en sus momentos lúcidos, es un hombre complaciente, romántico y detallista, es capaz de lograr que "Eu" caiga ante sus detalles
- Las terapias nunca le han servido, porque él nunca ha puesto de su parte para salir adelante, eso solo es la manera para que mujer esté tranquila y lo perdone
- Tiene el corazón podrido