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Mensaje por Pandémonium Vie Nov 27, 2020 2:20 pm

Brianna
01.
Información Básica
Se suficiente primero para ti misma, el resto del mundo puede esperar.
Nombre
Brianna Mikaela Gallaher
Grupo
Svarog
Edad
28 años.
Nacionalidad
Rusa/Irlandesa
Ocupación
Asistente personal de Farrel Makcahan.
Orientación Sexual
Heterosexual.
Pb
Carolina Porqueddu
02.
Historia
La forma en que se van, te lo dice todo.
Brianna nació de la relación del Guardaespaldas del fallecido Patriarca Mackahan llamado James y de una bailarina de fama en ciernes del burlesque de la cual ni conoce su nombre. Obviamente no fue deseada por su madre, que soñaba con hacerse famosa. Brianna solo vino a truncar sus sueños, así que apenas unos meses después de que nació, se la entregó a su padre y cortó lazos con ambos. James no podía cuidar a tiempo completo a una niña, y menos con el trabajo que tenía, así que arregló todo con la rama de su familia que vivía en Irlanda para que la criaran allá. Así que tramitaron la nacionalidad Irlandesa para la bebé y para su primer año de vida se encontraba camino a Dublín. Después de aquello solo iba, cuando se hizo un poco mas mayor, en vacaciones a visitar a su padre como máximo por un mes, aún así eran unidos y la forma en la que su padre pasaba tiempo con ella era enseñándola a defenderse, para Bree parecía un juego, pero poco sabía que era la preocupación de un padre tomando vida la que le hizo enseñarle.

Su infancia en Irlanda fue triste pero al menos no pasaba hambre ni frío, aunque tampoco era atesorada como una familia debía atesorar a los pequeños en su seno. Su mejor amigo era Callum, un niño que vivía en las calles de Dublín. Se habían conocido durante una de las habituales escapadas de la pequeña de 8 años. Aquello no era ni por asomo algo que una niña pequeña debía hacer, pero sus tías, quienes la cuidaban, no reparaban mucho en ella, estaban muy ocupadas con sus propias vidas como para ponerle atención. Fue un milagro que nunca le pasara nada, y en mayor medida se debía a la ayuda de Callum, aquel pequeño bribón le enseñó acerca de los escondites que usaba y los lugares en donde era mas fácil robar comida y otras cosas valiosas. A cambio, cuando sus tías no la vigilaban, ella lo dejaba entrar hasta su habitación y le ofrecía comida y abrigo, robando una cosa de la cocina y la otra de la ropa de sus primos.

A pesar de que las tías de Brianna usaban mal el dinero que James proveía para la niña y lo gastaban en sus propios hijos, ella no se quejaba ya que su vida podía ser peor, podía estar viviendo como su amigo Callum, pasando adversidades en la calle. Esta situación se mantuvo durante mucho tiempo hasta que cumplió su mayoría de edad y podía disponer del dinero ella misma.

Una de las cosas que la marcó profundamente fueron las cosas que veía en las calles. Para su pequeña mente aquello fue un shock, la prostitución, tanto de adultos como de niños, era algo común en los recovecos de Dublín y aunque Callum trató de que no presenciara situaciones de peligro, era una tarea casi imposible. Todo lo que presenció en aquellas calles endureció un poco el corazón de la niña, que aunado a su personalidad serena, la hacían ver como una persona fría e indolente para su propia familia. Pero lo peor estaba por venir.

A la edad de 14 años, sus salidas no eran tan frecuentes como lo fueron al inicio, pero esa noche de otoño había ido de visita su mejor amigo y decidió que podría salir un par de horas y nadie lo notaría. Mientras estaban en las calles, fueron abordados por tres sujetos que, con palabras aparentemente amables, intentaron convencerlos de ir con ellos. Ante la continua negativa de ambos, comenzaron a acecharlos, las palabras amables se volvieron un amasijo de obscenidades e insultos y ahora los perseguían por las calles. Los jóvenes llegaron a un escondite que solían usar cuando las cosas se ponían feas, pero por la edad, solo uno podría esconderse efectivamente ahí. Antes de que pudiese decir algo, Callum la encerró en aquel lugar y se fue corriendo mientras atraía la atención de aquellos hombres. Después de eso, jamás volvió a saber de él.

Los rumores decían que había sido llevado a la trata de personas, otros que lo habían asesinado esa misma noche. Lo cierto es que jamás se le volvió a ver y su cuerpo nunca apareció. Brianna lloró aquella perdida durante años, una pérdida que aún hoy en día lleva en su corazón.

Brianna creció y, gracias al generoso sueldo que los Makcahan pagaban a su padre, consiguió entrar al Trinity College de Dublín en la rama médica. Del verdadero negocio de la familia para la que James trabajaba, ella solo sospechaba cosas, pero no le tomaba tanta importancia ya que no era algo predominante en su vida, solo tenía un conocimiento arraigado: nadie se metía con ellos, a veces ni siquiera la ley, o al menos eso decían algunos rumores por aquí y por allá.

Durante sus estudios universitarios, falleció su padre. A pesar de que no se veían mas que algunos meses al año y que él siempre mantuviese una parte de su vida escondida, ella lo amaba y su pérdida fue algo devastador para ella. Cuando entregaron su cuerpo, su familia no permitió que nadie lo viese, por el estado en el que el cadáver llegó de Rusia, decían que durante el transporte se había dañado. A pesar de que parecía a todas luces una excusa, Brianna no tenía cabeza para cuestionar a su familia en ese momento, así que permitió que fuese enterrado de aquella manera. Hoy en día y recapitulando algunos momentos de su vida, aquello se le hacía sospechoso.

Terminó la escuela de medicina, quedando solo como requisito de titulación su internado de pregrado. Durante éste tiempo, un desconocido comenzó a acosarla frecuentemente durante algunos meses, tanto así que ella temió por su vida. Por mas que quería que le creyeran, nadie lo hizo, ya que no había mas prueba que el testimonio de la chica, el acosador era bueno escondiéndose de los demás. Una noche de invierno, mientras ella salía de una larga y tediosa jornada de guardia en el hospital, el tipo la secuestró y amenazó con que abusaría de ella, las razones que mencionó es que estaba saldando una deuda que su padre le debía de años y ahora que James y el líder de Makcahan había muerto, ella era presa fácil. Estuvo un par de días sufriendo las atenciones de aquel hombre, que no hacía mas que tocarla y golpearla, ya que "guardaba lo mejor para el final", la torturaba con sus manos y con sus palabras, diciendo que estaba reuniendo a sus amigos para compartir el botín. El segundo día, al ver que ella ya no hacía nada por escapar, el tipo relajó la seguridad con la que mantenía cautiva a Brianna, así que ella aprovechó para robar unas llaves con una pequeña navaja que el había dejado sin querer y esperó. Logró escapar, aunque nunca le dijo a nadie como.

Por miedo a que otros quisiesen llegar a ella, durante un frío día de diciembre, viajó a St. Petersburgo y pidió un puesto en las filas del nuevo líder Makcahan, trabajar para ellos seguro la protegería de una forma u otra, ella recordaba: "si sabías lo que era bueno para tí, nunca los harás enojar", era algo que se decía en Dublín, a pesar de que la familia vivía en St. Petesburgo, al parecer su fama llegaba a muchos lugares. Aunque para disfrutar de aquella protección debía de hacerse de un nombre en dichas filas, así que fue escalando poco a poco hasta convertirse en la asistente personal de Farell Makcahan. Al fin estaba segura. O al menos eso creía, poco sabía ella que estaba metiéndose en la cueva del lobo, comenzó a atar cabos dándose cuenta que algunos de los negocios de aquella familia se llevaban a cabo de manera ilícita. Aunque para cuando comenzó a enterarse de aquello, ya había decidido darle su lealtad al Líder Makcahan, tal como hizo su padre. Al fin y al cabo, solo los mas fuertes sobrevivían en un mundo como éste. Y ella quería mas que sobrevivir, quería vivir.
03.
Extras
Para de tratar de calmar la tormenta cuando ésta ya ha llegado.
A pesar de su actitud aparentemente carente de empatía por otros, su sueño mas grande había sido ayudar a los que no tienen nada, por ello estudió medicina. Aunque debido a aquel incidente, no pudo completar su titulación.

Después de lo que pasó con aquel hombre, frecuenta la compañía de una persona que conoció unos meses después de llegar a Rusia. Aquel hombre prometía ayudarla a superar el trauma que le dejó el que casi abusaran de ella. Y aunque nunca han compartido el lecho, ha sido de gran ayuda para que ella superara un poco su aversión a los hombres.

Al inicio de su trabajo con Makahan, ella solo sospechaba de los actos que cometía la familia. Después de un tiempo, y por su lealtad hacia Farell, ya no se le escondía del todo aquellos actos y hasta llegó a presenciar algunos actos sanguinarios por parte de aquella familia. Para ese momento, no fue ninguna sorpresa para ella, era algo que había visto venir. Aquellas situaciones las manejaba de la manera mas fría posible, no le agradaba hacer daño a otros, pero necesitaba estar ahí,sin importar que tanto peso siguiera cargando en su conciencia. Ella misma tenía sus esqueletos en el armario, así que unos cuantos mas no habían diferencia.

Es una mujer astuta e inteligente que ha aprendido a engañar a otros por su apariencia física, todo aquello gracias a la experiencia trabajando con los Makcahan y vaya que lo agradecía, cualquier arma que pudiese utilizar para protegerse era un regalo invaluable para ella. Si alguna vez hubo inocencia en su corazón, ésta se quedó en Irlanda, junto con una vida de sueños destrozados, o eso es lo que ella piensa de si misma.

Cortó lazos con toda su familia y no puede negar que aquello la hizo sentir por primera vez libre. Aquellos parásitos que vivían de robar el patrimonio que su padre construía para ella no merecían ni uno solo de sus pensamientos.

A veces se pregunta por que su padre no la quiso lo suficiente como para quedarse con ella. Y ni que decir de su madre, aquella mujer que la dejó sola en su edad mas tierna. Sería una mentira decir que aquello no le afecta aún hoy en día, por su mente siempre pasa la incógnita de si alguna vez sera valiosa para alguien, pero trata de no pensar en ello por su propia salud mental.

Es orgullosa dueña de una gata llamada Cian, es prácticamente la única cosa viviente que depende de ella. La cuida con mimo. Es una gata cariñosa con cualquier ser vivo y perezosa como ella sola.

Es voluntaria para adopciones temporales o usar su hogar como uno de acogida para los animales callejeros que seon resguardados por asociaciones animalistas. Para algunos, aquello parece fuera de caracter. Para ella, es una forma de purgar sus pecados y buscar algo de paz.

Hablando de buscar paz, Brianna visita en sus tiempos libres la iglesia ortodoxa. No se considera religiosa, pero dicho lugar le ayuda a recobrar la serenidad.

Su padre le enseñó a disparar un arma y, desde que llegó a St. Petersburgo, consiguió una para su defensa.

Es una mujer de pocas palabras, le van mas las acciones. Aunque si es obligada a dialogar, siempre será directa, a excepción de con su secreto.

Su padre le puso Mikaela ya que ese era el nombre de su madre, aunque ella solo sospecha que algo tiene que ver con el lado materno de su herencia ya que es un nombre ruso.

Como apodo le han llamado Bree o algo que suena parecido, Bee.

Hoy en día ha comenzado a buscar a Callum, contratando un investigador privado, sabe que es una tarea casi imposible, pero tiene que intentarlo por la amistad que tenían.
04.
Gustos y Disgustos
Deja que duela, después déjalo ir.
  • Cocinar es una de las cosas que mas le agradan, siempre está buscando recetas para probar y por ello casi siempre lleva comida variada al trabajo.

    Aunque cualquiera que la conozca nunca pensaría que es algo que a ella le guste, ama leer novela rosa. Llámalo una forma de escapar de la realidad, ademas del único lugar en donde los sueños de índole romántico se cumplen.

    Bailar. Aunque parezca una broma de mal gusto, Brianna es una muy buena bailarina. Si, el destino seguramente debería de estar riéndose de aquella ironía. Uno de los dos dones que poseía su desaparecida madre, lo heredaba ella. Aunque al parecer el huir tambien. Que sean dos.

    El vodka. Una de las cosas que mas amaba de este país era su alcohol, Da zdravstvuyet Rusia.

    El café. Es su herramienta para sobrevivir el día a día en el trabajo, realmente ha creado un poco de adicción hacia aquella sustancia.

    Odia que le subestimen y duden de sus capacidades.

    No le gusta la comida muy picante.

    El contacto de desconocidos, a menos que ella lo inicie.

    Le desagrada el frío, lo cual es otra ironía, ya que vive en uno de los lugares mas fríos del mundo. Así que no es raro verla con aún mas abrigos de lo normal.

    Las arañas. Este es un odio inexplicable, siempre las ha odiado y su reacción es siempre la misma, correr al lado contrario. Mas que un disgusto, es una fobia.
C y a l a n a


   
   
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Mensaje por Pandémonium Vie Nov 27, 2020 2:26 pm

Nombre: Brianna Mikaela Gallaher.
Edad: 28 años.
Ocupación: Asistente personal.
Orientación: Heterosexual.


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Mensaje por Pandémonium Vie Nov 27, 2020 2:28 pm


Brianna M. Gallaher
RELACIONES

   
Farell Makcahan

   Su jefe, así de simple.
NOMBRE DEL PJ 2

   Descripción de tu Relación con el PJ 2
NOMBRE DEL PJ 3

   Descripción de tu Relación con el PJ
NOMBRE DEL PJ 4

   Descripción de tu Relación con el PJ 4
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Mensaje por Pandémonium Vie Nov 27, 2020 2:28 pm


CRONOLOGÍA

Abiertos
What is that? → Raleigh E. Yaleman.
   Debt → Farell Makcahan.
   ¡Sin hielo por favor! → Nikolay K. Koslov.
  Betrayal → Saoirse Mcentee.
Love was never an option. → Ekatherina Baker.

   

Cerrados
Título del post → con quién.
   Título del post → con quién.
   Título del post → con quién.
   Título del post → con quién.

Inactivos
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   Título del post → con quién.
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   Título del post → con quién.
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Mensaje por Pandémonium Vie Nov 27, 2020 2:29 pm

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Mensaje por Pandémonium Vie Nov 27, 2020 2:31 pm


   
   
12:56
Hablas al teléfono de Brianna Gallaher, en cuando pueda me contacto contigo. Si es urgente, llamar a la Torre Makcahan. Gracias.

12:56
Jueves, 24 de Octubre

   
   
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Mensaje por Pandémonium Miér Dic 02, 2020 10:34 pm

Debt. || Farell Makcahan (FB) Bri




Debt.
TORRE MAKCAHAN + TARDE + FARELL MAKCAHAN.
Llegó tan solo hace unas horas a Rusia, específicamente por la mañana. Primero visitó el hotel donde tenía reservación y descansó brevemente, mientras tomaba valor para lo que iba a intentar. Había maquillado la mayor parte de las lesiones que había recibido de aquel hombre, aunque algunas en su rostro eran visibles aún con maquillaje, así que trató de esconderlas con el cabello, solo esperaba que nadie les prestara atención suficiente. A parte de las lesiones, su rostro mostraba el cansancio de días sin dormir, por mas que aplicó corrector, no logró desvanecer las bolsas debajo de sus ojos, así que se dio por vencida.  

Suspiró. No tenía sentido arrepentirse estando ya en Rusia, necesitaba protección, aunque encontrar un empleo tampoco venía mal, era matar dos pájaros de un tiro.

Después de lo que sucedió en Dublín, de darse cuenta de la peor de las formas de que no se encontraba segura en donde estaba, decidió empacar ligero y tomar el primer vuelo a su lugar de nacimiento. Aquella acción estuvo motivada por un pensamiento vago, una esperanza de que la persona a la que pediría ayuda tuviese el suficiente honor para honrar una deuda.

Aquella idea vino después de que una frase dicha por aquel demonio que la mantuvo cautiva le dijo, "Tu padre me la debía, ahora que ningún Makcahan está protegiéndote, puedo hacer lo que quiera contigo." Se dio cuenta que se refería a que el hombre con el que su padre trabajaba había muerto junto con él. Supuso que la "protección" de la que hablaba aludía a que al ser cercano su padre al patriarca de aquella familia, de alguna manera le brindó cierta protección a ella y a su propia familia. Por ello se le había metido aquella loca idea en la cabeza.

Caminaba hacia el lobby de aquel edificio grandísimo, la Torre Makcahan. Era muy tarde como para echarse para atrás, lo intentaría, no podía perder mas de lo que ya había perdido. Y al contrario, tenía mucho que ganar. Una nueva vida, una oportunidad de empezar de nuevo susurró para si misma mientras llegaba al escritorio de recepción y trataba de componer su semblante.

Buenas tardes, quisiera tener una reunión con el Sr. Makcahan, dígale que soy la hija de James Gallaher y que de verdad necesito hablar con él. Por favor. — esperaba que tras esas palabras la mujer que estaba detras de aquel escritorio se riera de su audacia. Era muy tonto esperar que el dueño de aquel enorme edificio fuese requerido por una persona común, como lo era ella. Pero no, al parecer aquella empleada reconoció el nombre de su padre, porque solo pidió una identificación y le dijo que esperara en los asientos del lobby mientras ella contactaba a Farell Makcahan.

Se preguntaba que tanto había cambiado él, se habían visto unas cuantas veces durante sus visitas vacacionales, mientras ella era una pequeña niña, él ya era un joven adulto en toda regla. Recordaba también a los otros hermanos, Tyrone era unos 6 años mayor que ella y el pequeño Damon que era tan solo un infante. Dudaba que ellos recordaran algo de ella, porque vamos, ¿quien recordaría a la hija de un empleado?. Pero ella si los recordaba, aunque claro, solamente de vista, en su cabeza no habitaba una sola memoria de alguna interacción mas allá de intercambios de miradas entre ellos.

Tomó asiento en donde se le indicó y, después de unos minutos, la llamó nuevamente la recepcionista. — Tiene suerte, el jefe estaba a punto de retirarse. El ha accedido a verla. Acompáñeme, por favor. — al escuchar aquellas palabras de parte de la mujer, soltó el aire que no sabía que estaba reteniendo, mas su corazón comenzó a acelerarse, ¿y si se reía de ella y la echaba del lugar?. Brianna no conocía la actitud de aquel nuevo líder, ni que tan dispuesto estaba a ayudarla en honor a los años de servicio de su padre.

Ambas mujeres subieron al elevador y tomaron rumbo al último piso. Cuando llegaron vio unas pocas oficinas alrededor de una mas grande, que supuso que era el destino de ambas. La mujer tomó la delantera y la introdujo verbalmente. Después le hizo señas de que entrara y se retiró. Brianna tomó una bocanada de aire mientras apretaba la correa de su pequeño bolso, intentando tomar valor, y entró.




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Mensaje por Pandémonium Miér Dic 02, 2020 10:35 pm

Debt. || Farell Makcahan (FB) Fa




Debt.
TORRE MAKCAHAN + TARDE + GALLAHER, BRIANNA
Junta tras junta.

Un día en que se la pasó hablando hasta el cansancio. Lo peor, llegó al mediodía cuando del departamento de mercadotécnica y publicidad se enfrentaron a un problema de índole legal que resolver para la colocación de la publicidad en los diferentes medios, Farell tenía una vena paciente bastante pequeña. Era como una mecha corta en un explosivo. Todos allí lo sabían y hablarle para esto era como ponerse una soga al cuello. Aun así, la reunión fue larga, cansada y peligrosa. Tyrone prácticamente se lanzaba a la yugular de sus subordinados, cosa divertida, puesto que todos en la Torre eran tiburones, o al menos, creían serlo. Al final, se dieron cuenta que solo eran delfines; inteligentes, eso sí, pero nadaban entre orcas, tiburones y una que otra piraña. No había mucha salvatoria aquí.

Para el atardecer el hombre estaba en completo éxtasis laboral. Se dedicaba a firmar, comprobar datos y hablar por teléfonos con los peces más grandes de St. Petersburgo, incluso de otros mares. Si, vamos, sabemos que las comparaciones con los océanos y sus especies terminan cansando, pero no pueden esperar que se use otro refugio que ese cuando se tiene en la oficina una pecera descomunal; la única fuente pacífica para liberarse del estrés cotidiano. De allí que el presidente de Logistic’s Makcahan lo usara como su propia terapia terrenal, allí, justo al lado izquierdo, siendo el único sonido que sobresalía además del bolígrafo rasgando el papel. El burbujeo constante y el té azucarado (su terrible asistente al mando de la cafetería), bien podrían hacerle ver mejor el día.

Tecleaba un correo cuando la asistente llamó al conmutador, una llamada de la recepción. No solía recibir esta clase de llamadas. Quizá su asistente comenzaba a revelarse, de nuevo, porque ella creía que merecía que Tyrone regresara a la presidencia, y por joderle a ambos, Farell se había negado a la petición de cambio de área de la mujer. A veces podía ser insufrible el hombre, pero viéndolo con mucha diversión, le encantaba ver la cara de abnegación de la hermosa joven. ¿Es que aquí nadie podía no ser deslumbrante? Casi que al entrar, podía creer que se hallaba en el Palacio, pero no, sorpresa, era su compañía disfrazada en faldas cortas y trajes a la medida.

Contestó con un escueto: ¿qué?

Un sonido suave al otro lado de la línea. Alguien había solicitado una reunión. Sus ojos, inevitablemente se dirigieron al reloj de péndulo, tan antiguo como la propia línea de su apellido (no tanto), y regresaron a los documentos sobre el escritorio. Cuestión de segundos para abrir la boca y decir que no tenía tiempo por el día de hoy, sin embargo, la recepcionista se le adelantó:  la hija de James Gallaher. ”¡Vaya!” pensó frunciendo el ceño, ¿qué se le habría perdido en Rusia? Entendía que ellos eran irlandeses, de la cuna y patria que su propia familia, ahí radicaba el lazo que había existido entre los padres de ambos. Pero, la deuda saldada con los hombres que fueron de su padre, estaba hecha.

Su lengua pasó por sus labios antes de contestar: —estaba por irme— murmuró, el reloj otra vez en su campo de visión, —hazla pasar— colgó. En realidad tenía curiosidad de qué estaría haciendo allí. ¿Acaso era una mujer de negocios? Eso podría resolver las dudas, y es que tampoco es que le hubiese seguido la pista, prácticamente, al morir el padre, se desentendió de sus familias; al menos, las que no juraron lealtad con su progenie.

Apuró su té en lo que el tiempo seguía su curso y la mujer subía. Sus recuerdos viajaron a sus días de juventud. Ella apenas era una chiquilla, quizá de la edad de Tyrone, poco menos. Demasiado callada, como todos en su casa, y él, ya estaba demasiado crecido para fijarse en los infantes. Era un perro faldero tras los pasos de su padre. No, no tenía recuerdo alguno que rememorar. A decir verdad, incluso, su nombre, se hallaba perdido. Suspiró, resignado a que en la oficina nadie hubiese hecho un buen trabajo, ¿les costaba en algo preguntar el nombre?

La puerta se abrió y su asistente le informó de la llegada. Farell carraspeó asintiendo. No iba a admitir que le asombró ver a la joven entrar, su padre no era el tipo más galante, pero ¿qué podía decir de su madre? Nada, no le conoció, aun así, era toda una sorpresa.

Señorita Gallaher, es un gran placer tenerle por aquí— se puso de pie, —pase, por favor, tome asiento. Entiendo que necesita hablar conmigo…




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Mensaje por Pandémonium Miér Dic 02, 2020 10:35 pm

Debt. || Farell Makcahan (FB) Bri




Debt.
TORRE MAKCAHAN + TARDE + FARELL MAKCAHAN.
Al entrar, sus orbes azules posaron la mirada a la única persona en la habitación, mientras la puerta se cerraba tras de si. El hombre quien encaraba parecía estar en sus treintas o a finales de estos. Era alguien que jamás confundirías como un individuo que sigue a otros, el tenía la apariencia y la presencia de una persona que lleva la voz cantante en la mayoría de las situaciones, o al menos esa impresión le daba a ella. Un escalofrío pasó por su cuerpo, aquel hombre era grande, parecía capaz de infringir daño con mucha facilidad. Sabía que estaba haciéndose ideas raras, divagando en temas escabrosos, y que aquello no estaba bien, pero no podía evitar pensar en cosas de ese tipo, y mas cuando el daño que le había sido infringido todavía lo sentía al moverse. Nunca había sentido el dolor y la humillación de manera tan intensa como esa semana...

Respiró profundamente, alejando aquellos pensamientos, y compuso su semblante. Lo que menos quería era parecer vulnerable y pequeña. Aunque su propia estatura no ayudaba, ella medía apenas unos 1. 63m, lo que la hacía mas pequeña que la persona frente a ella. Aunque, de hecho, era mas bajita que mucha gente en Rusia, como había notado en las calles del lugar.

El placer es mío Señor Makcahan. Puede llamarme Brianna, si lo prefiere. — caminó por el amplio espacio con una gracia de la que siempre se burlaban sus compañeros de carrera, pero aquello se lo debía a las clases de baile y al talento que, según su padre, había heredado de su madre. Conocía muy poco de aquella mujer, ya que su padre no hablaba muy seguido de ella. Bree sabía que aún le dolía aquella traición y sospechaba se fue a la tumba con aquel amor que nunca dejo de sentir por ella. A menudo le decía que era muy parecida a ella, con su cabello rubio y sus facciones delicadas. Cuando supo aquello, comenzó a teñirse de castaño, hasta que su padre le pidió que no hiciera aquello por él. Desde entonces, solo de vez en cuando lo hacía, así que ahora lo llevaba al natural.

Tomó asiento en donde se le indicó, llevando su abrigo a su regazo. Vestía, aparte de éste, un suéter color ciruela y unos jeans oscuros. Sus botas llegaban a las rodillas, protegiendo con otra capa de calor sus piernas, lo cual agradecía ya que el frío no era lo suyo. Dirigió nuevamente su mirada al señor Makcahan mientras sus manos se acomodaban en su regazo, arriba del abrigo. — Es exactamente ese el motivo de mi visita. Lo mas seguro es que esté confundido acerca de mi presencia tanto en Rusia como en sus oficinas. — intentó que su voz mostrara firmeza y templanza, aunque no sintiera ni una cosa ni la otra. Esperaba que no se notara debajo de aquello un dejo de aquella ansiedad que la consumía desde que dejó Irlanda. — Y se también que los servicios de mi padre fueron bien recompensados a mi familia y a mi después de su fallecimiento — entre mas hablaba, mas nerviosa se ponía. Esta era la única opción que tenía para encontrar un lugar seguro, un lugar para no volver a sentir las raíces del temor en su corazón. Tenía que conseguirlo, a cualquier costo. — Mas necesito algo de usted, algo realmente simple, si lo ponemos en perspectiva... — mordisqueó levemente su labio inferior mientras entrelazaba sus manos. La verdad es que probablemente si era algo pequeño para él, una persona mas trabajando en su torre no creía que le supusiera un gasto que una familia como los Makahan no se pudiesen permitir. Ese trabajo y su propio esfuerzo la mantendrían a salvo. La esperanza estaba ahí, ayudándola junto con su propia fuerza de voluntad a no derrumbarse y a tratar de mantener un rostro lo mas profesional posible.

Normalmente ella no era así de nerviosa, mas aquello era algo importante, la vida que llevaría dependía de aquella charla y, evidentemente, de Farell Makcahan. Aunque el mismo no lo supiese.




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Mensaje por Pandémonium Miér Dic 02, 2020 10:36 pm

Debt. || Farell Makcahan (FB) Fa




Debt.
TORRE MAKCAHAN + TARDE + GALLAHER, BRIANNA


Farell observó cada movimiento, sus pasos medidos, la mirada de la joven paseando por su alrededor, sus mejillas sonrojadas por el clima, esa duda que pasó fugaz, un poco de reticencia y su andar delicado pero firme. Una contraposición que le haría alzar la ceja, pero él se mantuvo lo suficientemente firme para no parecer descortés pero tampoco demasiado amable. No le gustaba que creyeran que podían tratarlo como a cualquiera y mucho menos en su oficina, así que esa apariencia cetrina la traía consigo casi siempre. No bajar la guardia era lo primero aprendido de labios de su padre.

En un momento a otro, salió a relucir el nombre de la joven Gallaher, definitivamente no lo conocía, o recordaba, que daba lo mismo.

Muy bien, Brianna— él tomó asiento, alejando su silla, para observarle mejor. El atuendo de rubia era poco menos que adecuado, se defendía bien, pero para el clima de una Rusia inclemente, consideraba que estaba demasiado fresca. Aunque, aquí en la oficina cualquiera podría pecar de lo mismo, querían lucir sus mejores ropas y no siempre eran las invernales. Él mismo traía un traje a la medida, camisa y chaleco simplemente; su saco colgado en la percha y el abrigo en algún lugar, probablemente su automóvil, no lo recordaba ahora.

Rascó ahí, donde su barba picaba en el crecimiento. Le daba la impresión que la mujer moriría de los nervios, pero él no hizo ningún comentario al respecto, en cambio, se estiró para coger el bolígrafo con que estaba escribiendo y lo colocó despreocupadamente en el bolsillo de su camisa; siendo todo oídos y ojos, pendiente que cualquier cosa que pudiera despertar su curiosidad, y lograba hacerlo, una vez instalada, le descolocó el hecho de que mostrara tal firmeza al hablar, su cuerpo daba señales de todo ese nerviosismo casi paladeable, pero en cambio, su voz mostraba un matiz de estabilidad.

Asintió ante los servicios compensados. Cuando Farell asumió el liderazgo de la mafia irlandesa así como de la compañía, solicitó lo que la mayoría en su rango pedían, una cuestión de lealtad que no solo eran palabras, eran hechos demostrados y amparados. Todos y cada uno. Pero, les dio también la libertad de decidir si era tiempo de terminar sus lazos con la mafia, con la consideración de los años al lado de la familia Makcahan y una gratificación, a sabiendas que eran como soldados de una nación, el día en que fuesen solicitados, serían traídos de vuelta al inicio. No muchos se fueron, de hecho, así como declararon su lealtad para su padre, lo hicieron con Farell. Otros, sencillamente estaban cansados de esto. Además, a las familias que perdieron a los miembros importantes, se les dio una remuneración acorde a su rango y por supuesto, se les dio la posibilidad de hacerse de un puesto dentro de la mafia, si así lo quisieran. En el caso de los Gallaher, la única que le sobrevivía, era su hija. Y era de conocimiento de todos que su padre no la quería dentro. Razón por la cual Farell estaba doblemente intrigado por su visita.

¿Simple?— inquirió ladeando el rostro, sus ojos se concentraron en los de ella, buscando, queriendo encontrar el fallo en sus palabras; temor, duda pero mucha resolución. Nada más. —Dígame, señorita Gallaher, ¿qué es eso… simple que necesita de mí? Quiero que sepa que si acceso a aquello que me pedirá no habrá nada de simpleza. En esta Torre— abrió los brazos, englobando su oficina, tras de él, un ventanal mostrando el esplendor de la ciudad, una vista magnífica y clásica, —todo tiene un precio muy alto— bajó los brazos y acercó su silla giratoria al escritorio, apoyando los brazos sobre la fina madera, —pero no quiero asustarla, en cambio, estoy curioso por saber qué es eso que necesita pedirme.






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Mensaje por Pandémonium Miér Dic 02, 2020 10:37 pm

Debt. || Farell Makcahan (FB) Fa




Debt.
TORRE MAKCAHAN + TARDE + GALLAHER, BRIANNA


Farell observó cada movimiento, sus pasos medidos, la mirada de la joven paseando por su alrededor, sus mejillas sonrojadas por el clima, esa duda que pasó fugaz, un poco de reticencia y su andar delicado pero firme. Una contraposición que le haría alzar la ceja, pero él se mantuvo lo suficientemente firme para no parecer descortés pero tampoco demasiado amable. No le gustaba que creyeran que podían tratarlo como a cualquiera y mucho menos en su oficina, así que esa apariencia cetrina la traía consigo casi siempre. No bajar la guardia era lo primero aprendido de labios de su padre.

En un momento a otro, salió a relucir el nombre de la joven Gallaher, definitivamente no lo conocía, o recordaba, que daba lo mismo.

Muy bien, Brianna— él tomó asiento, alejando su silla, para observarle mejor. El atuendo de rubia era poco menos que adecuado, se defendía bien, pero para el clima de una Rusia inclemente, consideraba que estaba demasiado fresca. Aunque, aquí en la oficina cualquiera podría pecar de lo mismo, querían lucir sus mejores ropas y no siempre eran las invernales. Él mismo traía un traje a la medida, camisa y chaleco simplemente; su saco colgado en la percha y el abrigo en algún lugar, probablemente su automóvil, no lo recordaba ahora.

Rascó ahí, donde su barba picaba en el crecimiento. Le daba la impresión que la mujer moriría de los nervios, pero él no hizo ningún comentario al respecto, en cambio, se estiró para coger el bolígrafo con que estaba escribiendo y lo colocó despreocupadamente en el bolsillo de su camisa; siendo todo oídos y ojos, pendiente que cualquier cosa que pudiera despertar su curiosidad, y lograba hacerlo, una vez instalada, le descolocó el hecho de que mostrara tal firmeza al hablar, su cuerpo daba señales de todo ese nerviosismo casi paladeable, pero en cambio, su voz mostraba un matiz de estabilidad.

Asintió ante los servicios compensados. Cuando Farell asumió el liderazgo de la mafia irlandesa así como de la compañía, solicitó lo que la mayoría en su rango pedían, una cuestión de lealtad que no solo eran palabras, eran hechos demostrados y amparados. Todos y cada uno. Pero, les dio también la libertad de decidir si era tiempo de terminar sus lazos con la mafia, con la consideración de los años al lado de la familia Makcahan y una gratificación, a sabiendas que eran como soldados de una nación, el día en que fuesen solicitados, serían traídos de vuelta al inicio. No muchos se fueron, de hecho, así como declararon su lealtad para su padre, lo hicieron con Farell. Otros, sencillamente estaban cansados de esto. Además, a las familias que perdieron a los miembros importantes, se les dio una remuneración acorde a su rango y por supuesto, se les dio la posibilidad de hacerse de un puesto dentro de la mafia, si así lo quisieran. En el caso de los Gallaher, la única que le sobrevivía, era su hija. Y era de conocimiento de todos que su padre no la quería dentro. Razón por la cual Farell estaba doblemente intrigado por su visita.

¿Simple?— inquirió ladeando el rostro, sus ojos se concentraron en los de ella, buscando, queriendo encontrar el fallo en sus palabras; temor, duda pero mucha resolución. Nada más. —Dígame, señorita Gallaher, ¿qué es eso… simple que necesita de mí? Quiero que sepa que si acceso a aquello que me pedirá no habrá nada de simpleza. En esta Torre— abrió los brazos, englobando su oficina, tras de él, un ventanal mostrando el esplendor de la ciudad, una vista magnífica y clásica, —todo tiene un precio muy alto— bajó los brazos y acercó su silla giratoria al escritorio, apoyando los brazos sobre la fina madera, —pero no quiero asustarla, en cambio, estoy curioso por saber qué es eso que necesita pedirme.




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Mensaje por Pandémonium Miér Dic 02, 2020 10:38 pm

Debt. || Farell Makcahan (FB) Bri




Debt.
TORRE MAKCAHAN + TARDE + GALLAHER, BRIANNA


Nuevamente hablando de simpleza. La gente solía creer que para las personas como él las banalidades resultaban ser sencillas, algo de qué desprenderse con total tranquilidad y rapidez. Pero, para él nada era sencillo. Todo llevaba su tiempo y requería un análisis preciso. Le gustaba el control y por ello, perderlo no era una opción, así que tomaba en cuanta todos los factores necesarios para desempeñar con eficiencia sus funciones. Claro que, si bien, pagar una cuota considerable en el aparcadero no le hacía sufrir como a algunos, no por ello podría considerarse como simple. Sin embargo, Brianna creía que sí, que no le quitaría ningún peso de encimar hacer algo por ella, aun sin haber dicho qué era ese algo.

Un gesto con la barbilla invitándole a continuar. El péndulo del reloj se movía con la constancia acostumbrada, mientras la voz de la joven fluctuaba por la habitación con una suavidad parsimoniosa, conteniendo el enigma, el conocimiento y la exigencia misma aunque modulara el ritmo y la candencia. Casi podía jurar que ella escondía algo tras esas palabras. Un empleador, como si eso contestara todas sus preguntas. ¿Querría él tenerla de empleada? ¿Por qué estaba allí en primer lugar? Nadie quiere ir contra los deseos de sus padres, ¿no? y seguramente ella sabía que estos la concebían lejos de la mafia irlandesa, quienes movían no solo las redes de las drogas en Rusia, sino en Irlanda misma.

Entonces, como para venir a empatar esas palabras, la visión de las finas líneas amoratadas. Cardenales en sanación estampados en su piel dorada. Con aquello podía llegar a imaginarse algunas situaciones, una huida. Pero necesitaba saber de qué. Porque si estaba en pelea con alguna otra mafia lejos del Brest, no quería saber nada. No porque no pudiera ofrecerle protección es que sencillamente no le interesaba, no iba a ganarse una guerra por una mujer.

Suspiró.

Entiendo— pasó la manos por sus cortos cabellos, —quiero pedirle el favor de que, ya que se ha presentado en mi oficina, sin tener una cita previa, me diga por qué querría tenerla yo en mi corporación—  estrechó la mirada, —sea totalmente honesta conmigo, Brianna, ¿por qué ahora? ¿Está huyendo de alguien? ¿Su esposo?—  Farell se puso de pie, para darle la espalda y mirar la ciudad que se apagaba en luz natural pero emergía en las farolas amarillas —el concepto que los Makcahan tienen de su difunto padre es que fue un hombre leal hasta el final de sus días, por esa misma lealtad, concedimos su deseo de retribuirle a su familia, usted, con el capital que constaba de todos sus años de trabajo, con la promesa de que usted haría su vida en Irlanda…— se giró para verla, —¿por qué deberíamos romper con esa promesa y deseo de su padre?

Algo que los irlandeses tenían bien aprendido era que la lealtad se pagaba con lealtad. El dinero solo era que se tenía de más para dignificar el trabajo, una fidelidad pagada por ambos. Por todos. No sería él quien rompiera esa “promesa”, no cuando había hecho todo lo que estuviera en sus manos para darles el empujón de una buena vida. Aun así, entendía de situaciones difíciles y por lo visualizado hasta ahora, existía algo más allá de querer trabajar para él. ¿Un espía? ¿Una huida? ¿Una búsqueda? No daría un sí, hasta estar seguro que la presencia de la mujer no vendría a desequilibrar la compañía labrada por su familia.




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Mensaje por Pandémonium Miér Dic 02, 2020 10:40 pm

Debt. || Farell Makcahan (FB) Bri




Debt.
TORRE MAKCAHAN + TARDE + FARELL MAKCAHAN.
Lo miró suspirar y las siguientes palabras provocaron que sus mejillas mostraron un tenue sonrojo ante la mención de su llegada no esperada. Sabía que aquello había sido hasta cierto punto una grosería. Asumir que un hombre tan importante como era él, debía de recibirla así sin mas. Fue grosero, pero no tenía otra forma de llegar hacia él, de hacerse oír por él.

Escuchó que pedía algo de ella, honestidad. Justamente algo que no sabía si debía de dar. Pero, ¿tenía alternativa? La verdad era que no, no la tenía. Debía confiarle aquel relato que seguía fresco en su memoria. Un salto de fe, esa era la frase adecuada para lo que se proponía a hacer a continuación, esperaba no arrepentirse.

Observó al moreno ponerse de pie para mirar por el ventanal, dándole la espalda mientras seguía hablando.

¿Esposo? Oh, no. No hay nada como eso. — ni lo habría, porque siendo sinceros, ella era mercancía dañada y nadie querría estar con alguien así. Aunque no habían ido todo el camino con ella, el daño que habían infligido era suficiente como para no poder tener una relación con un hombre normal. Ya no se permitía soñar con ello. Una iglesia, un vestido blanco y un ramo...Sueños rotos que dejó en Irlanda. Continuó — Pero, de hecho, ha atinado a la parte de huir... — tomó aire y se armó de valor para contar la razón de todo aquello. — Nunca supe mucho del trabajo que mi padre hacía para el suyo, como ha mencionado, para él yo estaba mejor en Dublín, lejos de aquí. — aquellas palabras todavía dolían, se dio cuenta. — Y probablemente hubiese pasado mis últimos días en aquel país. Pero a la muerte de ambos, mi padre y el suyo, todo comenzó. Al principio parecía que era algo producto de mi imaginación y mi falta de descanso, sentía que alguien me seguía, que acechaba a lo lejos y observaba cada movimiento que hacía.  — recordar aquella sensación hizo que un escalofrío pasase por su cuerpo. — Después me di cuenta que aquello era muy real... Había una persona siguiéndome, y confirmé aquello cuando comencé a notarlo en diferentes lugares que yo frecuentaba. Traté de que alguien me creyera, lo juro, pero de alguna manera se las arreglaba para solo dejarse ver ante mi, como si disfrutara mi miedo... — inconscientemente se abrazó a si misma, dirigiendo la mirada también a aquel ventanal, perdiéndose en sus recuerdos. — Después de aquello vino lo peor... — su voz comenzaba a temblar por momentos, las imágenes en su cabeza eran recientes, lo recordaba todo, y como olvidarlo si lo soñaba cada noche. — Esa persona encontró la manera de secuestrarme. Yo no conocía a aquel hombre, pero él a mi si. O mas bien a mi padre y al suyo ¿Sabe la ironía en esto? Que papá me quería mantener segura dejándome en Irlanda, pero no sirvió de nada hacerlo, él ya no podía mantenerme a salvo. — desvió la mirada al momento en que sus lágrimas amenazaban con salir. Aquella herida era muy reciente, muy profunda. — No sabía cuantos días llevaba ahí, solo era consciente del dolor y la degradación. — Y también del terror de lo que estaba por venir, recordó. Ese monstruo le torturaba diciendo que después de que los demás llegaran, desearía estar muerta. Que lo que le hacía no era ni una pequeña parte de lo que le esperaba. Decidió no contar aquello, no era necesario decirlo en voz alta, revivirlo. — De alguna forma logré escapar y aquí estoy. —  regresó su mirada al frente, no sin antes limpiar, de manera discreta,su rostro de algunas lágrimas derramadas. — Pero hay unas palabras que aún recuerdo... — tomó una bocanada de aire y soltó la frase que rondaba por su mente. — "Estoy cobrando la que me debían aquel guardaespaldas de cuarta y ese demonio al que protegía. Como no podemos llegar a ellos, nos conformaremos contigo. Ya no cuentas con protección féileacán" Mariposa... una analogía correcta, ya que destrozó sus alas con la misma facilidad que a aquel insecto. Dirigió su mirada, un poco empañada todavía, al rostro del Señor Makcahan después de esas ultimas palabras. Sus ojos en los de él.


Así que escapé y huí de Irlanda. Esas son mis razones, Señor. No puedo regresar... — no le gustaba haber desvelado la gran mayoría de sus secretos a un desconocido, pero si aquello podía lograr recibir la protección que necesitaba, haría lo que fuese. — Yo no pedí estar en medio de lo que sea que mi padre y el suyo tenían, pero aquello encontró la manera de arrastrarme y ahora no hay vuelta atrás para mi. Necesito ésto, necesito su ayuda. — lo único que le quedaba era ésta oportunidad.



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Mensaje por Pandémonium Miér Dic 02, 2020 10:42 pm

Debt. || Farell Makcahan (FB) Fa




Debt.
TORRE MAKCAHAN + TARDE + GALLAHER, BRIANNA


Farell esperó, colocando las manos sobre el respaldo de su silla, así, como si ese fuese el enorme muro que se construiría para las palabras de la irlandesa que emergían contra su propia naturaleza. Se notaba la reticencia, la duda, la desdicha y una molestia contenida. Primer hablando de su padre, su trabajo desconocido cuya fragilidad de había convertido en una torre de cristal, a diferencia de los Makcahan, ella nació sin el conocimiento, salvo la protección de su viejo, misma que murió justo en el momento en que las balas le mataron. Para él y sus hermanos, continuaba el legado de su apellido y tantos hombres anteponiéndose para llegar a ellos. Aun así, no imaginó tal desdichado escenario.

Mientras más escuchaba más podía prever el desenlace de esa historia. Un acechador y las cuentas por saldar de una mafia ausente en su región. Farell ya le había pedido en descontadas ocasiones a Tyrone que se hiciera cargo, que debían enviar a la pareja Dynamite un tiempo para hacerse cargo de lo importante, el flujo de las drogas en el mercado y controlar a los halcones. Pero, todavía tenían mucho por hacer en Rusia, nombrar otros colaboradores dignos del respeto, no era sencillo. Como fuese, la narración fluyó con el detalle mínimo, dando ciertos bosquejos de la perversidad de la naturaleza humana. Farell no cobraba venganzas en el ultraje, hasta en eso, había castas que respetar. Un dedo era mejor para la colección de las familias poco cumplidas. Prefería el miedo mudo, el acecho; nada más que jamás sentirse tranquilo en su entorno.

Se inclinó un poco en el respaldo, sobre sus brazos mientras escuchaba atento. Preguntar cómo era aquel hombre sería demasiado descortés. Se notaba la dolencia de los hechos. El tiempo de ejecución no estaba alejado, no cuando todavía existían cardenales surcando su rostro y la forma en que quería mantenerse unida, abrazarse al cobijo de su propia existencia. Oírle e intentar comprender solo le atrajo a la memoria a su propia víctima; su esposa yaciendo en el ultraje de su hogar, de su cuerpo y un disparo siendo el único consuelo. No le afectaba la historia de Brianna de forma personal, pero la existencia de ello sí que marcaba en su pasado un lastre que traía hasta el presente.

Sin embargo, lo siguiente sí que le importó. No estaba en la ironía como ella había apreciado, porque ciertamente el destino tiene unas formas poco ortodoxas para dejarte en claro que no importa lo que desees, planees o necesites del futuro; nada sale como debe, y lo único que tienes que hacer es adaptarte lo mejor posible. Sino que esa parte del relato donde un cobro salía a relucir era la clave para que ella fuese cobijada bajo el brazo de la mafia irlandesa. ¿Le debían más a su padre? No, se le pagó toda una deuda de lealtad, pero allí estaban, saldando cuentas del pasado solo porque no eran parte de la familia central. Grave error señor Gallaher, la protección se obtiene dentro.

Se estiró cogiendo la caja de pañuelos desechables y la lanzó deslizándose sobre el escritorio.

Entiendo…— dijo con sequedad extrayendo el móvil de su saco, —imagino que usted no podría identificar a aquel sujeto, ¿o me equivoco?— sopesó la idea del espionaje, pero tuvo a bien desecharla, si en algo era bueno Farell era en leer a las personas, claro que no se dejaba llevar solo de su percepción. Así que sabía que tendría que hacer una buena investigación respecto a Brianna. —Lamento lo que le ha ocurrido, de saber lo que acontecía, podríamos haberle protegido, aquí todos somos una clase de familia— o casi, negó mostrando el móvil, —necesito hacer una llamada, disculpe— sin más, salió a pasos largos de la oficina.

Llamó a su investigador y al abogado; conjuntamente para esclarecer los hechos. La historia era creíble, y la palabra usada, ”féliecán” podría darles una pista menos subjetiva. Diez largos minutos transcurrieron con é hablando al teléfono, lejos de fisgones y su mártir asistente. Una vez hecho, regresó a su puesto, sentándose y llevando un cigarrillo a la boca.

¿Fuma?— dejó la cajetilla frente a él, sobre el escritorio. Encendió el cilindro y dio una calada profunda. Odiaba fumar en la oficina, el tabaco era su perdición pero algo realizado en espacios abiertos. —Su padre y el mío hicieron muchos negocios de carácter importante, ganaron muchos enemigos a lo largo de su unión laboral. Reitero mis pesar porque haya tenido que pasar por esa tragedia.— dejó escapar el humo, —voy a darle lo que solicita, un puesto dentro de mi compañía, en cambio, quiero lealtad de su parte, señorita Gallaher, aquí movemos un mundo de gestiones de transporte, pero a gran escala; cargamentos de toda índole y para toda clase de gente. Gente importante; políticos, científicos…— se encogió de hombros y volvió a calar del tabaco, —tengo un puesto perfecto en donde le dará la garantía de que estará bajo el cobijo de mi gente, como le mencioné, somos una familia, y a todos protegemos… pero, no hay punto de inflexión, las lealtades no se compran las comprometemos, y eso quiero que haga. Firmará un contrato de confidencialidad y responsabilidad, si está de acuerdo con ello— la atadura legal, que desear la muerte sería el menor de sus problemas. Practicamente, estaba vendiendo su alma al diablo sin saberlo. Aunque, era mejor ante la mafia irlandesa que aquel secuestrador, ¿no?

Puedo hacer que le ayuden a buscar un lugar estratégico para vivir, si está dispuesta a tomar las condiciones que se le plantearán con el jurídico— ¿era necesario hablar de ello? había venido por un puesto y en breve iban a leerle una normativa extensa, férrea e inflexible. —Le mencioné, al inicio, aquí todo es de un costo elevado, entenderá que para nosotros la honestidad y lealtad son importantes, cosas difíciles de obtener, pero es tan recíproco que encontrará reconfortante formar parte del Logistic’s Makcahan— y la mafia, si es que lograba obtener en ella una asistente que lo controlara todo. ¿No era eso lo que buscaba? Un respiro…





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Mensaje por Pandémonium Miér Dic 02, 2020 11:05 pm

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Farell esperó, colocando las manos sobre el respaldo de su silla, así, como si ese fuese el enorme muro que se construiría para las palabras de la irlandesa que emergían contra su propia naturaleza. Se notaba la reticencia, la duda, la desdicha y una molestia contenida. Primer hablando de su padre, su trabajo desconocido cuya fragilidad de había convertido en una torre de cristal, a diferencia de los Makcahan, ella nació sin el conocimiento, salvo la protección de su viejo, misma que murió justo en el momento en que las balas le mataron. Para él y sus hermanos, continuaba el legado de su apellido y tantos hombres anteponiéndose para llegar a ellos. Aun así, no imaginó tal desdichado escenario.

Mientras más escuchaba más podía prever el desenlace de esa historia. Un acechador y las cuentas por saldar de una mafia ausente en su región. Farell ya le había pedido en descontadas ocasiones a Tyrone que se hiciera cargo, que debían enviar a la pareja Dynamite un tiempo para hacerse cargo de lo importante, el flujo de las drogas en el mercado y controlar a los halcones. Pero, todavía tenían mucho por hacer en Rusia, nombrar otros colaboradores dignos del respeto, no era sencillo. Como fuese, la narración fluyó con el detalle mínimo, dando ciertos bosquejos de la perversidad de la naturaleza humana. Farell no cobraba venganzas en el ultraje, hasta en eso, había castas que respetar. Un dedo era mejor para la colección de las familias poco cumplidas. Prefería el miedo mudo, el acecho; nada más que jamás sentirse tranquilo en su entorno.

Se inclinó un poco en el respaldo, sobre sus brazos mientras escuchaba atento. Preguntar cómo era aquel hombre sería demasiado descortés. Se notaba la dolencia de los hechos. El tiempo de ejecución no estaba alejado, no cuando todavía existían cardenales surcando su rostro y la forma en que quería mantenerse unida, abrazarse al cobijo de su propia existencia. Oírle e intentar comprender solo le atrajo a la memoria a su propia víctima; su esposa yaciendo en el ultraje de su hogar, de su cuerpo y un disparo siendo el único consuelo. No le afectaba la historia de Brianna de forma personal, pero la existencia de ello sí que marcaba en su pasado un lastre que traía hasta el presente.

Sin embargo, lo siguiente sí que le importó. No estaba en la ironía como ella había apreciado, porque ciertamente el destino tiene unas formas poco ortodoxas para dejarte en claro que no importa lo que desees, planees o necesites del futuro; nada sale como debe, y lo único que tienes que hacer es adaptarte lo mejor posible. Sino que esa parte del relato donde un cobro salía a relucir era la clave para que ella fuese cobijada bajo el brazo de la mafia irlandesa. ¿Le debían más a su padre? No, se le pagó toda una deuda de lealtad, pero allí estaban, saldando cuentas del pasado solo porque no eran parte de la familia central. Grave error señor Gallaher, la protección se obtiene dentro.

Se estiró cogiendo la caja de pañuelos desechables y la lanzó deslizándose sobre el escritorio.

Entiendo…— dijo con sequedad extrayendo el móvil de su saco, —imagino que usted no podría identificar a aquel sujeto, ¿o me equivoco?— sopesó la idea del espionaje, pero tuvo a bien desecharla, si en algo era bueno Farell era en leer a las personas, claro que no se dejaba llevar solo de su percepción. Así que sabía que tendría que hacer una buena investigación respecto a Brianna. —Lamento lo que le ha ocurrido, de saber lo que acontecía, podríamos haberle protegido, aquí todos somos una clase de familia— o casi, negó mostrando el móvil, —necesito hacer una llamada, disculpe— sin más, salió a pasos largos de la oficina.

Llamó a su investigador y al abogado; conjuntamente para esclarecer los hechos. La historia era creíble, y la palabra usada, ”féliecán” podría darles una pista menos subjetiva. Diez largos minutos transcurrieron con é hablando al teléfono, lejos de fisgones y su mártir asistente. Una vez hecho, regresó a su puesto, sentándose y llevando un cigarrillo a la boca.

¿Fuma?— dejó la cajetilla frente a él, sobre el escritorio. Encendió el cilindro y dio una calada profunda. Odiaba fumar en la oficina, el tabaco era su perdición pero algo realizado en espacios abiertos. —Su padre y el mío hicieron muchos negocios de carácter importante, ganaron muchos enemigos a lo largo de su unión laboral. Reitero mis pesar porque haya tenido que pasar por esa tragedia.— dejó escapar el humo, —voy a darle lo que solicita, un puesto dentro de mi compañía, en cambio, quiero lealtad de su parte, señorita Gallaher, aquí movemos un mundo de gestiones de transporte, pero a gran escala; cargamentos de toda índole y para toda clase de gente. Gente importante; políticos, científicos…— se encogió de hombros y volvió a calar del tabaco, —tengo un puesto perfecto en donde le dará la garantía de que estará bajo el cobijo de mi gente, como le mencioné, somos una familia, y a todos protegemos… pero, no hay punto de inflexión, las lealtades no se compran las comprometemos, y eso quiero que haga. Firmará un contrato de confidencialidad y responsabilidad, si está de acuerdo con ello— la atadura legal, que desear la muerte sería el menor de sus problemas. Practicamente, estaba vendiendo su alma al diablo sin saberlo. Aunque, era mejor ante la mafia irlandesa que aquel secuestrador, ¿no?

Puedo hacer que le ayuden a buscar un lugar estratégico para vivir, si está dispuesta a tomar las condiciones que se le plantearán con el jurídico— ¿era necesario hablar de ello? había venido por un puesto y en breve iban a leerle una normativa extensa, férrea e inflexible. —Le mencioné, al inicio, aquí todo es de un costo elevado, entenderá que para nosotros la honestidad y lealtad son importantes, cosas difíciles de obtener, pero es tan recíproco que encontrará reconfortante formar parte del Logistic’s Makcahan— y la mafia, si es que lograba obtener en ella una asistente que lo controlara todo. ¿No era eso lo que buscaba? Un respiro…





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